¿Autoprotección o Solidaridad?

El pasado mes de Mayo, la Asamblea Constituyente aprobó un mandato Constitucional en el que se garantiza el derecho al trabajo. En este documento político se admite como legal el comercio informal y se elimina la persecución por parte de los policías municipales a los vendedores ambulantes, así lo indica una nota publicada por En Marcha.

Este fue el baldazo de agua fría para algunos quiteños que quedaron consternados, pues su memoria rápidamente los llevo de regreso a la época en la que el centro de la ciudad no era el sector iluminado y limpio que hoy existe; sino que era un conjunto de calles oscuras y sucias al cual poco le faltaba para constituirse en el sinónimo del peligro mismo y el símbolo de la inseguridad.

Esta imagen aterrorizó a muchos quiteños, quienes sin pensarlo dos veces rechazaron el mandato de la asamblea. Pues como dijo María Fernanda Terán, ciudadana quiteña: “Nadie quiere que eso vuelva a ser lo que era, con lo bonito que esta ahora…”.

Aparte de volver nuevamente inseguro al Centro Histórico, algunos quiteños mencionaron que la legalización del comercio informal, afearía la ciudad y ahuyentaría la gran afluencia de turismo de la zona.

Por el otro lado, hay otra cara de este mismo asunto que debe ponerse a consideración: No se puede olvidar que hay miles de quiteños desempleados o subempleados, que de una manera u otra encuentran en el comercio informal una manera de sustento. Ellos no desaparecieron. Solo se les dificultó la situación, ya que ahora deben lidiar con los policías municipales que intentan desalojarlos.

Ese es el dilema en cuestión, las dos caras del debate sobre aquel mandato, la lucha entre el instinto de autoprotección y inclinación natural humana a la solidaridad.

Por Majo Lasso

Fotografía: Diario Hoy